Este profesional, que ha diseñado las oficinas de Repsol, Telefónica o Endesa, cree que España sacará partido de la fuga de talento
Su destino era ser arquitecto. Rafael de la Hoz (Córdoba, 1955) es
nieto e hijo de arquitectos y nunca se planteó ser otra cosa. Ahora, su
hijo estudia para serlo y es que para él no hay una profesión mejor.
"Quizá ahora no sea el mejor momento y muchos jóvenes se tengan que
plantear salir al extranjero, pero ¿qué problema hay? La arquitectura es
exportable. España ha tenido una carencia en este sentido. Sé que es
duro, que es molesto hablar en otro idioma o comprender culturas
distintas, pero si logramos sacarle partido como país, será buenísimo. Toda esa gente volverá formada y será mejor para ellos y para el país".
Pero no sólo los jóvenes tienen que salir del país. De la Hoz anima a
las empresas a enfrentar este reto sin miedo. "Nosotros nos empezamos a
internacionalizar a partir del 2005. Somos una empresa pequeña (entre
40 y 50 empleados), pero ya hemos conseguido proyectos importantes".
Sedes de empresas
Repsol, Telefónica, Endesa... Éstas y otras empresas han confiado en su criterio para diseñar sus oficinas. Cuando este arquitecto se plantea un nuevo proyecto de empresa siempre tiene en cuenta "su cultura corporativa. No es lo mismo hacer la sede de Garrigues o Uría, que dan mucha importancia a la privacidad; que la de Telefónica, que es una empresa transformadora; que la sede de Repsol, que tiene una dimensión internacional ya que buena parte de su personal no está en Madrid. Hay que comprender esas peculiaridades y hacer espacios de trabajo que estén adaptados a esa cultura corporativa". La mayoría de estas sedes se han construido fuera de la ciudad porque "son inmensas y no existen espacios así". Este modelo de salir fuera de la ciudad "tiene sus detractores porque dicen que niega la ciudad, pero a su favor hay que reconocer que crea cultura de empresa, sensación de grupo, de pertenecer a una marca".
La arquitectura tiene muchas peculiaridades, pero una de ellas es la
laboral. A Rafael de la Hoz le gustaría que las cosas fueran distintas
para poder competir con sus colegas de otros países. "Actualmente se
paran y se empiezan muchos proyectos. El mundo está muy convulso y hay
muchas dudas. Uno de los problemas con los que nos encontramos es que la
legislación laboral no es ágil. A los arquitectos nos gustaría tener el
régimen laboral de los abogados. Tenemos peculiaridades propias de
nuestra profesión. Lo importante es si el empleado tiene la capacidad de
tomar decisiones o no. Si lo hace sin tutoría también es un jefe y esto
es lo que sucede en la arquitectura. Yo doy proyectos a mi gente y no les tutelo, ni le digo lo que tiene que hacer.
Nuestra legislación hace que compitamos en desventaja con otros países.
Yo no puedo tener empleados esperando a que llegue un proyecto. Ahora
estamos trabajando con Norman Foster y ellos cada viernes deciden quién
trabaja el lunes".
Hacer 'marca España'
Otro de los retos que De la Hoz plantea tiene que ver con España como marca. "Somos una potencia en la construcción de vivienda. ¿Por qué no aprovechar esto? Tenemos que tener la sabiduría de exportar al mundo ese conocimiento. Nosotros no tenemos petróleo ni vamos a vender más naranjas, pero si hacemos las cosas bien, vendrán a comprarlas. Hay que apostar por la calidad". Y pone un ejemplo: "Uno de los proyectos que iba a cambiar Madrid era la Ciudad de la Justicia, pero no se ha terminado. Yo allí tenía dos edificios que están paralizados, pero sólo por el diseño ahora estoy construyendo la sede de la corte de justicia de Riad".
Dos proyectos que pueden dinamizar este sector son Eurovegas y
Canalejas. Sobre el primero, De la Hoz cree que "si consiguen adaptarse a
Europa, será interesante y contarán con arquitectos españoles, pero
bajo el modelo americano de contratación, en el que el precio está
cerrado desde el principio. El problema de este proyecto es que se ha
explicado y entendido mal. Las Vegas no es una ciudad del juego, es de convenciones, sólo el 15% es juego, si ese mensaje cala será bueno para el país".
Sobre el proyecto Canalejas, De la Hoz plantea otras dudas: "El
Ayuntamiento de Madrid quiere traer inversión al centro relajando la
protección de edificios. Lo van a vaciar por dentro, pero eso también
tiene mucho valor. A mí eso no me gusta. Madrid no es muy afectuosa con
su patrimonio. Hay que ser flexible con aquellos que quieren invertir,
pero cuidando el patrimonio". Otro de los proyectos que le preocupa es
el centro de convenciones que tendría que ir en la zona de las Cuatro
Torres. "Las empresas pagan muchísimos impuestos por esos edificios y el ayuntamiento tiene que dar una solución".
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