Un Aníbal González olvidado
El Pabellón Real del 29 sigue esperando su restauración pese a que,
desde hace cinco años, hay redactado un proyecto de intervención para la
recuperación de su aspecto original.
El Pabellón Real de la Exposición Iberoamericana de 1929, en la Plaza de América del Parque de María Luisa, sigue sufriendo una lenta pero inexorable degradación. Pese a que, desde hace cinco años, existe un proyecto de intervención
en el histórico inmueble, ni el anterior Ayuntamiento de coalición
PSOE-IU ni el actual del PP han hecho nada respecto. Es más, el actual
alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, cuando estaba en la oposición,
presentó un proyecto para restaurar los tres pabellones de la Plaza de América y poner en valor este espacio
Dicho
proyecto, redactado por técnicos del Ayuntamiento, pretende no sólo
poner coto a la decadencia del histórico inmueble, sino también recuperar el diseño original de
su arquitecto, Aníbal González, modificado en los años 70 del pasado
siglo para la instalación de dependencias municipales (hoy acoge las
oficinas de la Dirección de Economía y Empleo).
Actualmente, el
aspecto de este edificio diseñado por Aníbal González entre 1911 y 1916
y de estilo neogótico flamígero deja mucho que desear, algo preocupante
teniendo en cuenta que se encuentra en una zona de alto valor turístico y que está muy cerca de la Plaza de España
(también de Aníbal González,) monumento para el que el Ayuntamiento de
Sevilla va a pedir a la Unesco la denominación de Patrimonio Mundial. Un
mero reconocimiento permite observar la degradación de sus curiosas cresterías y de sus pináculos cerámicos,
que se encuentran envueltos en mallas metálicas para evitar
desprendimientos. También bastante mejorable es el estado en el que se
encuentran los dos imponentes esculturas de los heraldos que
custodian la entrada del Pabellón Real a izquierda y derecha y que, al
igual que las cresterías, se encuentran envueltas por una malla.
Asimismo, es preocupante el mal estado que presentan los grandes escudos
cerámicos que decoran las fachadas del edificio historicista, algunos
con importantes pérdidas de azulejos. Los desperfectos no se quedan ahí.
En un momento indeterminado, y sin que se tomase ninguna medida al
respecto, se destrozaron algunas de las celosías neogóticas para
la instalación de aparatos de aires acondicionado. El colmo de la
desidia es la cantidad de malas hierbas que crecen a la vista de todos
en las cornisas del edificio.
El proyecto que se redactó en su día, que llegó a contar con la aprobación de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura, contemplaba un coste de poco más de un millón y medio de euros y una duración de las obras de dieciséis meses.
Dicho proyecto fue presentado por la Delegación de Conservación de
Edificios Municipales y estaba firmado por Ildefonso Rodríguez Macías.
Fuentes municipales afirmaron en mayo de 2008 que dicho documento estaba
"a punto" de salir a licitación. Sin embargo, cinco años después, todo
sigue igual.
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