Desde el despacho del responsable de Saint-Gobain en España se
aprecia con nitidez cómo ha evolucionado la crisis en este país. Su rama
de materiales para la construcción, con referencias como Climalit,
Placo, Isover o Weber, lleva más de cinco años capeando la debacle del
sector inmobiliario, mientras las áreas de envases y vidrio para la
automoción superan el parón del consumo interno al dirigirse a sectores
de gran componente exportador. Ricardo de Ramón aplaude los estímulos a
la rehabilitación de viviendas con el objetivo de alcanzar ahorros
energéticos y de que este país salga de la crisis con el sector de la
construcción. Calcula que el 60% de los 26 millones de viviendas que hay
en España superan los 30 años y están lejos de unos buenos estándares
de calidad. Pero dirigiendo más de 50 plantas industriales en el país,
la experiencia de este ejecutivo también tiene valor en materia de
política laboral y energética.
Pregunta. Actúan en un sector herido de muerte por la crisis. ¿Tiene solución la edificación en España?
Respuesta. Un 53% de nuestra facturación [1.800
millones] está relacionada con la construcción. Alrededor del 21% viene
de la demanda de la industria, incluida la del automóvil, y el 26%
restante está relacionado con los envases de vidrio. La crisis de la
construcción nos ha dado en la línea de flotación, pero, aun así, una de
nuestras labores en los últimos tiempos ha sido trasladar a la opinión
pública y a los Gobiernos que por el momento nos tenemos que olvidar de
construir más. Creo que ante el claro excedente de viviendas, debemos
centrarnos en rehabilitar. El objetivo es el ahorro energético y
alcanzar el reto 20-20-20 marcado por la Comisión Europea.
P. ¿Y qué le dicen en la Administración?
R. Me he reunido con los presidentes de las
comunidades autónomas y están convencidos de que quedan cosas que hacer
en la construcción gracias a la nueva Ley de Rehabilitación. La propia
ministra de Fomento, Ana Pastor, lo entiende así. Pero no hay que
demorar más los tiempos. La urgencia es de tal calibre que todos
deberíamos esforzarnos por activar esa Ley de Rehabilitación.
P. ¿Eso será suficiente?
R. Es una condición necesaria, pero no suficiente.
Tiene que haber una mejor gestión del créditos. Cada millón de euros
destinado a la construcción creará entre 20 y 30 puestos de trabajo,
estaremos evitando emisiones de CO2, ahorraremos hasta un 40% de
energía… Además, alrededor de la Ley de la Rehabilitación está un código
técnico que nos va a exigir la certificación de cualquier casa que
queramos vender. Todo ayudará a dinamizar un sector totalmente parado.
“La urgencia es de tal calibre que todos deberíamos esforzarnos por activar la Ley de Rehabilitación”
P. Estará de acuerdo en que el valor de una vivienda tenga que ver con su calificación energética…
R. Sin lugar a dudas. Quien compra una casa en otros
países europeos se interesa por saber si es del tipo A, B o C. Se paga
más por una vivienda bien acondicionada energéticamente. Seamos
realistas, esto no va a ser inmediato en España, donde el asunto debe
calar en nuestra cultura. En este país se ha construido mucho y sin
rigor desde el punto de vista energético, pero la crisis y la creciente
concienciación crean un clima propicio para dar estos pasos.
P. Las subvenciones a la rehabilitación son clave,
pero casi lo es más que fluya el crédito para que particulares y
comunidades de vecinos puedan contratar obra…
R. Si el particular recibe una ayuda y encima es
consciente de que va a obtener un claro ahorro energético, estará
incentivado. Los Gobiernos deben ayudar y los bancos han de favorecer, y
no entorpecer, esa dinámica de puesta en marcha del sector.
P. ¿Qué dice la banca?
R. Si hay certidumbre sobre que esto va a salir adelante, los bancos serán los primeros interesados.
P. ¿Por qué España se lanzó a construir 700.000 viviendas al año? ¿Quién fue el culpable?
R. Con la situación actual del crédito, España no
demanda más de 200.000 a 300.000 viviendas anuales.
En el inicio del
boom inmobiliario teníamos una gran diferencia entre lo que construíamos
en España y lo que se construía en Alemania y Francia. Quizás nadie lo
quiso ver porque a todo el mundo le iba bien, empezando por los
ayuntamientos, los bancos y los ciudadanos.
Un ajuste temprano para capear la crisis
El ajuste de estructura de Saint-Gobain en España arrancó con los primeros capítulos de la crisis y “desde el diálogo social”. La reforma laboral, según Ricardo de Ramón, no debería ser entendida exclusivamente como un canal de despido barato.Pregunta. Un líder histórico de su compañía, Jean-Louis Beffa, ya advertía en 2009 que la empresa debía ajustarse en España, pero que lo haría desde el diálogo.
Respuesta. En 2008 vimos venir la crisis y en 2009 arrancamos la primera fase de una reestructuración importantísima. En ese momento diseñamos nuestro esquema para los años siguientes. Teníamos 10.000 empleados en España, Portugal y Marruecos, y hemos bajado hasta 7.500, como decía Beffa, sin hacer mucho ruido. El objetivo de esta empresa era, y es, mejorar la competitividad tratando de mantener el empleo. El mercado de la construcción ha caído un 70% frente a menos del 30% en que hemos reducido nuestros equipos. La crisis inmobiliaria ha afectado a la mitad de nuestro negocio, mientras la industria y el mercado de envases de vidrio ha ido muy bien.
P. ¿No les ha arrastrado la crisis de consumo interno?
R. Sectores como el del aceite, el vino, los cavas, productos vegetales y el propio automóvil están muy dinámicos en exportación y eso ha compensado. Como le decía, un 53% de nuestro negocio ha sufrido por la construcción, mientras el otro 47% se ha mantenido a pleno rendimiento.
P. ¿España tiene capacidad de atracción para la industria tras la reforma laboral? ¿Ha sido una herramienta de flexibilidad o un mecanismo de despido barato?
R. Ha aportado herramientas que eran necesarias en las relaciones laborales. Utilizar la reforma laboral solo para despedir más barato es un error. Aporta una contención salarial que era necesaria y que asumen los propios sindicatos. Un punto importante es que no sea la inflación la que indexe los salarios, sino, más bien, la situación competitiva de la compañía.
Costes energéticos y el salto al norte de África
Saint-Gobain forma parte del grupo de mayores consumidores de energía en España, lo que otorga ciertas credenciales para opinar sobre la política energética de este país y su incidencia en la competitividad del mismo: “Los dos factores que marcan nuestra actividad son la mano de obra y la energía. Cualquier empresa que debe decidir dónde instalarse en estos momentos mira en primer lugar el mercado existente, y a partir de ahí, los costes de la mano de obra y los energéticos. España presenta, después de Italia, los costes energéticos más altos de Europa y creo que tenemos mucho que hacer como país en este sentido”, valora Ricardo de Ramón. El responsable de Saint-Gobain asegura que el Ministerio de Industria “es consciente de la situación” y añade que “España no puede desaparecer industrialmente, no puede vivir exclusivamente del turismo”.Desde su punto de vista, hay oportunidades para crecer con la construcción, gracias a la rehabilitación, y confía en el potencial de la energía solar, “aunque las condiciones actuales no son las más propicias para hacer inversiones”.
El ejecutivo recomienda a las empresas españolas una mirada al norte de África: “Marruecos, Argelia y otros países de la zona se están desarrollando y constituyen una base que los productores españoles deberíamos ocupar, como en su día Europa del Este fue ocupada por productores del centro del continente. No debemos dejar que sean otros productores de países mucho más lejanos los que se instalen”, afirma.
Fuente de la información:
http://cincodias.com/cincodias/2013/06/03/empresas/1370287559_859753.html
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